Hoy hace 34 años, ni siquiera era consciente, a las 3 de la mañana, ocurrió una gran tragedia natural en nuestra querida patria Guatemala. Hoy quedan recuerdos de aquello que vivieron nuestros padres y familiares. Los distintos medios de comunicación calculan unos 25,000 muertos. En este día encomendamos en nuestra Eucaristía a todos aquellos que perdieron la vida en este terremoto: familiares, amigos, vecinos y paisanos. Y le damos gracias a Dios porque nosotros podemos decir algo de aquello. ¡Dales Señor el Descanso eterno¡ Y brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
jueves, 4 de febrero de 2010
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